Por Leandro Compton Hall (*)
-Atención, relator
-Sí digame
-¡Hay penal para Chacarita!
-Perfecto. Enseguida nos relatás los sucesos. ¿Qué pasa mientras tanto en la Bombonera?
-En la Bombonera, estamos viviendo un partido…
Así viví de chico, sentado debajo de la cama marinera de mi hermano y escuchando la transmisión de los 10 partidos del fútbol argentino y así comencé a formarme como periodista. ¡Cuánto extraño las apariciones de los corresponsales de cada estadio! ¡cómo extraño un fútbol más organizado y transparente!. Porque, créase o no, esta desorganización de jugar 2 partidos el viernes 6 los sábados y los restantes el domingo, además de ser una falta de respeto al público, ayuda y genera el desorden futbolístico que se ve en el campo de juego. Y cuando hablo de desorden no me refiero a la táctica, sino todo lo contrario, a la parquedad, la obediencia y la mezquindad con la que se juega. Los estadios se vaciaron. Que vuelvan a jugarse los 10 partidos el mismo día, sería lo mejor que le podría pasar al fútbol y a nuestra profesión. De esta manera se forma mejor al periodista, que debe estar mucho más atento y concentrado, que debe aprender rápidamente qué es importante y qué no, cuándo interrumpir para tomar el aire y, sobre todo, le enseña a que en esos pocos segundos de aire deberá hablar pura y exclusivamente de fútbol, tratar de relatar lo que pasó en el campo de juego lo más claramente posible y dejar que todo continúe.
Recuerdo aquellas tardes en las que “era muy chico para ir a la cancha” y las pasaba escuchando los partidos. Siempre fiel al mismo dial y aunque el partido principal no era el de mi equipo (casi nunca lo era) sufría a cada grito estirado de “hay gollllllllllllllllllll de…”. Ese segundo era tan eterno como inexplicable, esas horas de partidos en las que la cabeza ya no está sólo en el relato que escucha, sino que además imagina las instancias de los demás partidos y se pregunta ¿por dónde andará la pelota? ¿tendremos dominio de campo? ¿qué cambios se habrán hecho? etc, etc. La cabeza vuela de Núñez a La Plata sin escalas y la pelota, como la luna del Polaco, comienza a rodar por Callao, por Avenida Libertador, por la Autopista y por donde uno imagine.
Pero los “organizadores” de nuestro fútbol (faltan en los equipos y sobran en los escritorios) no pueden lograr que la pelota ruede para la gente. Siempre la prioridad es el dinero, sobre todo el empresarial y no el que deja el hincha llenando estadios. Lo importante hoy en día es recaudar y nada más. Pero ese análisis ya pasó por la pluma de las personalidades que anduvieron rondando por esos lares. Yo pido por la vuelta del fútbol dominguero, pido más oportunidades para escuchar el grito sagrado. No quiero depender de un solo partido porque el domingo sin su misa, no es lo mismo. El domingo necesita su oración, necesita de su más maravillosa música, necesita el grito de Gol y cuantos más sean mejor.
(*) El autor es periodista.
Leandro Compton Hall
Escribir sobre "Legui Conton", como lo solía llamar mi familia, se me presenta como una tarea algo díficil de cumplir. Complicada, no porque falten las palabras para describirlo sino porque éstas abundan y se anudan en un pasado compartido. Él y yo empezamos en un jardín de infantes común, seguimos hasta la escuela de periodismo y como colegas en lo laboral. En 23 años juntos, yo fui testigo de la tardes domingueras de fútbol intenso que él reinvindica. Este hincha fanático de Vélez Sarsfield rememora un pasado que debería ser analizado para sacarle lo mejor y reflexionar, desde allí, nuestro presente en el fútbol. Un pasado que no me es ajeno y del que, por medio de la escritura de este amigo, rescato casi sensorialmente el "gustito" de ese grito alargado por la radio. Y no hay que leer esto en clave retrograda sino como el inicio de una discusión que nace en el centro mismo del fútbol.
Leandro Compton Hall - La vuelta al grito primal
martes, 6 de mayo de 2008
Publicado por Nacho Uzquiza en 15:41
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