Por Nacho Uzquiza (*)
Ésta es la situación: miraba, el sábado, en "Televisión Registrada" el logrado informe acerca de la eliminación de River de la Copa Libertadores. Luego de la proyección de varios tapes que ilustraban el tema, se muestra a un "periodista" del programa Estudio Fútbol de TyCSports enfurecido con el pobre final de su equipo. Con total impunidad, defenestró a los jugadores y al cuerpo técnico. Los llamó "fracasados y perdedores". Luego, por si le faltaba algo al despliegue de anatemas que profirió, les tiró un mensajito: "nunca van a ganar nada" en una postura corporal y verbal profética.
El informe saltaba a declaraciones del delantero de River Sebastián Abreu donde explicaba que “no hay que perder el juicio sobre la situación. Es una derrota deportiva. No es la muerte de nadie. Es una eliminación como tantas otras en la Libertadores”. El periodista del otro lado, rechazó las declaraciones del jugador, aduciendo que era "la peor derrota del equipo de la historia y que se debían tomar medidas contra el plantel".
Una derrota única fue la de River (y lo de única, vale recordarlo, responde a la falta de antecedentes). Es entendible la sensación del hincha, del espectador... Entonces, bien, yo me cuestiono, ¿qué rol está jugando el periodista hoy y acá en la Argentina? ¿de dónde salen estos híbridos de opinólogos que juzgan al fútbol con un pulgar arriba o abajo respondiendo a los designios del rating? Estos personajes televisivos ¿son realmente exigidos por el público, como muchos alegan? ¿responden a una cadena de mando nefasta y algo perversa de “contenidos que se comunican”? ¿o son, simplemente atrofiados que son incapaces de analizar aquellos que han estudiado –esperemos,… queremos creer que estudiaron- en la escuela de periodismo? Un discurso vacío y chato es lo que los caracteriza. Nosotros, que intentamos desdramatizar el espectáculo, debemos detenernos un poco en las palabras de Abreu. Y sacarle drama implica volver al juego. Parece redundante, pero pareciera que hoy en día el fútbol quedó en último lugar y cualquier mentira es el mejor argumento con la que se lo puede discutir. El juego… es imperante que volvamos a él.
Drama, como ya se formuló arriba, es exageración y la exageración se traduce en actos violentos. Porque la violencia se genera en la palabra. Los periodistas, pareciéramos, a veces, descentrados. Y con este discurso dramático nos ponemos en el lugar de culpables. Debemos bogar por mejores espectáculos, por el fair play, porque vuelvan los hinchas a la cancha. Esa, por ahora utopía, la lograremos el día que hayan menos periodistas como los caracterizados anteriormente, serviles a intereses de los de turno y preocupados por encender un mensaje desestabilizador, mediocre. Además, me permito –disculpenme uds.- pensar un poco más este tema y cuestionarme: ¿por qué el hincha-periodista no deposita la misma energía para respetar a los trabajadores en el diario para el que él maneja y se agacha constantemente? Algún día habría que desenmascarar a estos muchachos que critican por un lado y en sus profesiones hacen cosas peores.
Debemos observar la situación de manera más responsable, no podemos increpar a los jugadores de forma chabacana, porque eso aniquila el juego. Aniquila todo lo bueno que el fútbol proporcionaba. Estoy seguro que ninguno de los del plantel de River quería una eliminación, pero son eventualidades del juego. Alguna vez, Gastón Gaudio les preguntó a los periodistas si nunca habían tenido un mal día. Ganar, perder… caras de un mismo partido.
Sigo pensando en voz alta: responsabilidad… comunicar con responsabilidad y con la inteligencia de un profesional que supuestamente está formado en el tema. Y responsabilidad es poder sostener de alguna manera las palabras que salen de nuestras bocas o que escribimos en los medios. Si el público –ojalá suceda alguna vez- posee buena memoria, podrá recordar estas opiniones y devolverlas a quien corresponda… Bueno, eso solo pensar en voz alta.
(*) El autor es periodista y Licenciado en Ciencias Políticas.
Nacho Uzquiza por Fernando Bianculli
En un ambiente gobernado por la mezquindad, personas como Nacho Uzquiza representan un enlace directo a la ética y las costumbres que dignifican el periodismo. Nadie mejor que él para moderar un espacio destinado a la defensa "de los buenos". Nacho (por herencia y convicciones propias) defiende sin licencias valores como la lealtad, la nobleza, la honestidad y la excelencia. Todo acompañado por dos atributos que lo distinguen: el talento y la sencillez. Lo conocí hace pocos años, en la dinámica de la profesión, y rápidamente advertí que se trataba de un tipo entrañable. "Irmao" su amistad me enorgullece...
Nacho Uzquiza - Payaso mediático
martes, 13 de mayo de 2008
Publicado por Nacho Uzquiza en 15:09
Etiquetas: Nacho Uzquiza