Mariano Suarez - Leyes de la dictadura, medios de la democracia.

martes, 29 de julio de 2008


Con el argumento resonante, suficiente (aunque también parcial) que señala que no debe mantenerse en vigencia una ley sancionada por una dictadura militar, el gobierno nacional impulsa la sustitución de la ley de Radiodifusión (22.285), la norma que regula la propiedad de los medios y dibuja los contornos del mapa de la prensa en la Argentina.


Revisar una ley de la dictadura es un imperativo moral irrenunciable. Sin embargo, bien mirada la cuestión, se trata de un enunciado al menos incompleto.


Sólo el gobierno militar 1976-1983 sancionó 1.783 leyes (si admitimos el la infeliz expresión “ley” en ese contexto) y 18.146 decretos. Se estima que un tercio de esas normas está vigente después de 32 años.


Leyes medulares de nuestra democracia fueron sancionadas por gobiernos de facto. La dictadura de Onganía dictó la ley de amparo; la dictadura de Lanusse gestó el Código Electoral que regula las elecciones que hoy celebramos en democracia. El gobierno de Videla, Massera y Agosti diseñó el régimen penal de la minoridad y derogó un centenar de artículos (nunca repuestos, salvo alguna excepción) de la Ley de Contrato de Trabajo.


Esta nutrida legislación de origen represivo merece una inmediata revisión. También, claro, la ley de Radiodifusión, pero sin convertir al enunciado en un slogan, pues, evidencias a la vista, no es esa la razón que motiva su reformulación.


De hecho, los aspectos más antidemocráticos y oligopólicos de la ley de Radiodifusión son producto de modificaciones introducidas después de 1983 (entre ellas, la ampliación de 4 a 24 en el número de licencias acumulables por un mismo titular -decreto 1005/99-).


La letra chica del nuevo proyecto del Ejecutivo (y las coordenadas del mapa de medios que se propone trazar) no se difundieron. Sí los enunciados y propósitos generales del proyecto que, por su naturaleza, son indiscutibles.


El debate está abierto y está por verse la audacia del proyecto oficial sobre un mapa de medios vigente profundamente antidemocrático, que reclama una urgente transformación.
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El autor es periodista y abogado.

Gustavo Flores - Una camiseta, un imán.

miércoles, 16 de julio de 2008


En otros tiempos, hace ya varios años, cuando uno escuchaba y leía sobre las repercusiones de triunfos argentinos en la lejana Irak, una marcha a favor de Maradona en Bangladesh o algún festejo por Argentina campeón del 86 en la India, no daba demasiado crédito a esas informaciones. ¿Serían ciertas? Hoy, un poco más cerca en el tiempo y en el espacio, tampoco sonaría creíble que en Centroamérica, en El Salvador, una de las camisetas más vistas en la calle fuera la celeste y blanca.

Sin embargo, hay que creerlo. Sin vueltas, es así. Hay una regla a la que quizá los argentinos no estemos acostumbrados pero que suele repetirse en distintos lugares del planeta: en general, cuando una selección local no tiene resultados relevantes a nivel mundial, la gente se identifica con otros combinados nacionales y se apasiona por ellos en las competencias internacionales. Y allí, hay dos países que, por lo menos en América, le sacan una apreciable ventaja al resto: Brasil y Argentina.

El Salvador se puede tomar como un ejemplo de un inédito “sentimiento albiceleste”: se ve en las calles, se siente en los lugares públicos, se vive a diario. Cuando uno va a tomar un café y alguien escucha el acento argentino, no faltará quien le diga desde la mesa contigua: “que gran equipo tienen”. Cuando se ve una camiseta argentina en la parada de buses y se pregunta ¿por qué esos colores?, llega la respuesta inmediata: “porque su selección es la mejor del mundo”. Cuando hay algún partido de la Selección argentina (un canal de TV abierta compró los derechos en las eliminatorias), el rating sube de forma acelerada. O simplemente llega la palmada en la espalda de algún conocido antes de un partido importante de la celeste y blanca: “Estamos con ustedes, eh!”. Es como si fuera un inexplicable imán de pasiones.

¿Razones? Dan varias: el talento de algunos, el genio de Messi, la herencia que dejó el Diego. Pero hay algo destacan todos: el sentimiento y espíritu ganador de los jugadores argentinos. Luego llegan las derivaciones: también se ven muchos, pero muchos, hinchas de Boca por aquí, algún que otro de River y hasta camisetas de Estudiantes. ¡Si en la redacción del diario sonaban los teléfonos el día que se jugó la promoción para saber de primera mano si Racing había descendido o se quedaba en Primera!

El fútbol argentino y la Selección tienen sus seguidores a miles de kilómetros de la frontera. Y hasta hoy entran en la discusión de si “Messi si o Messi no” a los Juegos y están pendiente de la resolución. Son los mismos que gritarán un gol de Sosita o el Kun Agüero con toda la pasión, como si estuvieran en un bar de San Telmo, aunque en realidad compartan esa infaltable cerveza en la zona rosa de San Benito, en San Salvador.
Reconforta sentir que la albiceleste es querida no sólo en Argentina. Nunca comprobaré lo de Bangladesh, Iraq o India. Pero es una verdad incontrastable en Centroamérica. Doy fe.
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(x) Gustavo, amigo a la distancia. Es un periodista con todas las letras. Empezó a trabajar en 1994 en el diario Hoy de su querida La Plata. Luego pasó a Clarín donde trabajó desde 1998 hasta el 2006. Además pasó por distintas radios y canales de cable. Hoy se desempeña como jefe de Deportes, Cultura y Espectáculos en el diario El Salvador, del país homónimo.

Martín Sánchez - Sueños con el Che

martes, 8 de julio de 2008

El siguiente diálogo que leerán, forma parte de la ficción de mi novela "Sueños tardíos con el Che", de inminente aparición bajo el sello de la editorial Simurg. Entonces, no es otra biografía del comandante Guevara, ni uno de los tantos libros que enaltecen su figura ahora que está bien muerto y sepultado (por fin, después de tanto frío en Vallegrande).

Muchas editoriales y otras conglomeraciones de medios, producen material elogioso sobre el Che cuando su forma de vida dista un abismo del revolucionario argentino. Es que éste vende aún, y mientras haya negocio no importa nada. Espantosa hipocresía.

Mi pequeña obra no es sobre el Che, relata la vida de un personaje gris, abrumado por la realidad, que ante el inevitable fracaso de su vida, termina aspirando a encontrarse en sueños con Ernesto. Para ello experimenta de muchas maneras, aunque a veces termina invadiendo los sueños que pudo haber tenido el Che en su última noche. El que sigue a continuación, es uno de ellos.

-Se me acaba el mundo, Che, y estoy naciendo.

-Qué joven eres. Qué fantásticas esas venas de azul enjundioso empujando tu piel impecable. Los músculos que se asoman sin llamarlos, la sien que late por simples disparates, la sangre como un volcán sólo por pensar unos pasos. ¿Qué haces conmigo aquí en mi derrumbe oloroso, en mi ocaso, en mi fatalidad tan vulgar de saber que seré muerto? Vete rápido que soy una causa perdida. Inflámate en tu potente revolución de deseos y sudores, derrama tu química flamante y sin medio uso para estremecerte en sensaciones que serán, ya verás, irrepetibles. No veas tan pronto el ocaso que está en todas las cosas.

-Yo río por naturaleza, Ernesto, pero mis padres lloran. Yo canto y el mundo gime. ¿Cómo tan veloz la voluntad se marchita? ¿Qué es lo que hace el tiempo con la gente? ¿Cómo puede ocurrir que alguien que supo apostar besos por llegar primero a abrazarse a aquel árbol, apueste luego infinitas riquezas para quedarse con todo del que llegó segundo?

-Eres joven y te rebelas porque es tu naturaleza. Pero los tiempos de ahora son espantosos, y la maquinaria del poder del hombre ya se liberó con masacres, humillaciones y bombardeos de pobreza para imponer su rutina miserable de acumulación y de vacío intelectual. Lo esencial para los forajidos que controlan cada sucursal del planeta es tenerte a ti envuelto entre las camisas de fuerza de la impotencia, el desgano, la falta de oportunidades. Sin juventudes plenas, vigorosas, creativas, los poderosos diagraman en plenitud y sin contratiempos sus corruptas panaceas. Tú les sirves, pero débil y apático, y sólo aceptan que te predispongas al individualismo, porque de a uno es fácil llevar de las narices. Y después de que les recogiste las sobras de su nueva fiesta, te sientan frente a una pantalla para que el operativo de desactivación de tus neuronas reciba el impulso final. Qué más quieres que te diga. Yo en tu lugar resistiría porque todo vale más que muerto en vida. Toma la lanza de una ilusión, ábrete el pecho y cobija todos los afectos que puedas porque ésos pueden amortiguarte las primera caídas. Rasca si puedes hasta la piedra para indagar y oler los sentidos de todas las cosas, aprende y sé inquieto, que en cuanto te sientas y te pones un rato complaciente, el sistema te enlaza. No bajes la cabeza ni para peinarte el flequillo, y di lo que sientas con todas las letras, porque nada es tan verdadero como lo que dicta un corazón joven.

Martín Sánchez por Nacho Uzquiza.
Martín es redactor de Clarín desde 1996, donde se desempeñó entre otras secciones en Deportes, Política, Internacional y Proyectos Especiales. Antes trabajó entre otros medios, en los diarios La Prensa, Diario Popular, Tiempo Argentino, para ese diario cubrió el Mundial de México 1986, el Cronista Comercial y en la editorial Perfil. También fue editor de las revistas culturales La Perinola y Al Margen. Martín no sólo es un amigo, una gran persona y un tipo brillante, entretenido y gracioso. También es un maestro de la vida.

Mario Sábato - Prejuicios

martes, 1 de julio de 2008



La noticia del resultado no negativo del joven ciclista argentino Maximiliano Richeze tras su victoria en una carrera francesa de abril pasado fue un verdadero shock. Es que a sólo un día de su presentación en el Giro de Italia de mayo, nadie esperaba semejante baldazo de agua fría porque la ilusión era que este año lograra conquistar la ansiada primera victoria para Argentina en la historia de esta competencia, la segunda más importante del mundo detrás del Tour de Francia.

Esta situación causó un gran pesar en el ambiente ciclístico y a los que seguimos desde siempre este deporte enseguida nos inundó el sentimiento de solidaridad y apoyo para con esta gran promesa del deporte pedal argentino, que aún hoy atraviesa el peor momento de su vida y espera que el tiempo aclare que todo se trató de un error.

De todas maneras, esta nota no busca ahondar sobre el caso Richeze, sino que tiene como objetivo hacer pública la indignación que me provocó el tratamiento de este tema por parte de los medios masivos de comunicación de nuestro país.

¿Puede ser posible que sólo cuando la palabra “doping” gira en torno de un corredor es noticia? No sirven los éxitos, los resultados destacados o las medallas conseguidas, para que merezcan un espacio digno en la difusión.

Y vamos con el ejemplo fresco de Richeze: El ‘Atómico’ fue un astro en las categorías juveniles, salió campeón argentino en mayores, ganó el oro en el Panamericano Sub 23, se convirtió en profesional en el difícil circuito europeo, obtuvo su primer triunfo el mismo día en que debutó internacionalmente, consiguió seis más en apenas dos temporadas, y por si fuera poco, alcanzó 14 top tens en el Giro de Italia con el record de ostentar la mejor actuación argentina de la historia con tres segundos puestos de etapa.

Sin embargo, nunca nada… apenas algunos renglones, una fotito en caso de ser algo muy importante, una mención mínima en las radios y ni hablar de una nota para la televisión.Pero claro, como ahora se trata de un caso de doping, sí… los grandes canales y los de cable, las radios masivas y las chicas del interior, los principales periódicos y los pasquines de barrio, se hicieron eco de la noticia y en muchos, pero muchos casos, descubrieron que existía un tal Richeze de 25 años que corría en bicicleta.“Doping positivo de un argentino”, “El doping golpea de vuelta al ciclismo” y “Por doping excluyen a un argentino del Giro de Italia”, fueron algunos de los catastróficos títulos que se mencionaron en los medios.

Y nada estaba más lejos de la realidad, porque todavía no se podía hablar de un positivo, sino de un no negativo, y había que esperar al menos un mes más hasta la contraprueba para confirmar si se trataba de un caso de doping y si existieron atenuantes que justificaran la inocencia del corredor.

Finalmente, la contraprueba resultó positiva pero se confirmó que fueron los aminoácidos americanos que tomaba el corredor los que estaban contaminados, al igual que le sucedió a un tenista famoso y otros deportistas, por lo que eso limpió su imagen y también podría servir para reducir en gran parte su sanción, que aún no se conoce.

Sin embargo, aquí en nuestro país, al momento de conocerse la noticia, se dio la historia de nunca acabar. Es que para los medios de difusión, el ciclismo argentino no vende pero cuando se trata de casos de doping sí.

El tema es que nunca probaron con darle difusión a la actividad ciclística, la cual sin lugar a dudas tiene muchos más adeptos que otros deportes -salvo el fútbol- que hoy sí tienen grandes espacios.Y por último y para desmitificar la ligación de la palabra doping con el deporte ciclismo, vale decir que esta actividad es una de las pocas que lucha realmente contra este fantasma que amenaza al deporte todo, y pese a esto, no es la que tiene mayores controles positivos en el mundo.

En Francia, un estudio reciente de la Agencia de Lucha Contra el Doping, indica que el Hockey sobre Hielo está primero junto al Básquet con 11 infracciones, luego siguen el Fútbol y el Waterpolo con 8, y a continuación el Rugby con 3. ¿El Ciclismo? Está 15to.

En fin, somos conscientes de que no se puede exigir que se trate de otra manera los casos de doping porque en definitiva, una vez confirmados, son faltas a la ética deportiva. Pero el pedido para los medios argentinos es que al menos le den la misma importancia y espacio a los éxitos que prácticamente a diario consiguen las decenas de ciclistas argentinos que actúan en el exterior y también que las grandes carreras del país tengan aunque sea un pequeño lugar para su difusión.


Mario Sabato (*)


El autor es periodista.


Mario Sábato es la palabra más autorizada para hablar y escribir de ciclismo en Argentina. Es redactor de la agencia Télam, director de la Revista Ciclismo XXI y conductor del programa televisivo del mismo nombre. Cubrió 6 Campeonatos Mundiales, 4 Copas del Mundo, 1 Campeonato Panamericano y los Juegos Sudamericanos 2006. Además, realizó más de 100 coberturas en el país entre las que sobresalen 26 Campeonatos Argentinos y otras competencias importantes como por ejemplo: Vuelta a la Argentina, Doble Bragado, Vuelta a San Juan, Vuelta a Mendoza, Seis Días en Bicicleta, Tour Internacional de San Luis y otras.